viernes, 16 de abril de 2010

moodboard


Éste moodboard pretende reflejar una parte de mis intereses como diseñadora.
Elegido de forma automática refleja de una forma más libre aquellas imágenes
que conectan con mi forma de ser.
Femenina, creativa, despierta, son en parte lo que pretendo ser, pero hay recortes más personales
que tienen que ver conmigo, como sabores, sensaciones, manías, olores, deseos, sueños,
que identifican en mí a esa niña traviesa que sigue dentro.
Gracias a éstas reflexiones surgió "arual instinct", mi marca como diseñadora.

Pieles



Una de las celebraciones más esperadas tras el invierno es el “Domingo Gordo”. Todos salimos
a pasar el día al campo, barbacoas y a disfrutar del campo en pleno febrero.
Tras el festín, había por allí unas pieles de conejo, y les pedí que no las tirasen, que quería
hacer unas fotografías.
Cuál fue mi sorpresa, que cuando me disponía a hacerlas me encontré, que las pieles estaban
repartidas por los árboles como si de una instalación se tratase. Todo aquello era para
secarlas, ya que las pensaban curtir, pero me vino genial. Las pieles habían sido colocadas de
manera espontánea, y mientras unas colgaban de unas ramas otras secaban sobre un matorral
a modo de ropa tendida.
De nuevo me sorprende una situación inesperada pero idónea para la serie que llevaba tiempo
pensando y no sabía cómo plantear.
No es nuevo para mí fotografiar animales, en éste caso, he sido más cauta y parece que las
fotografías son menos ofensivas que las anteriores.

Ahora se hace más evidente el juego de texturas, la búsqueda de contrastes y es más sutil el
tema de trasfondo animal.
Las pieles se conjugan en su parte más orgánica con las ramas, los troncos y betas de la
madera. La desintegración en el medio, el regreso a su hábitat natural.
Es una prefiguración del paso, del tiempo, de los lugares como testigos del momento.

puertas abiertas


Aquellos lugares por los que siempre transitas cobran un significado especial, cuando imaginas como era todo antes de estár tú, de tu temporalidad. Recapacitas sobre tu presencia, es entonces cuando comprendes que el destino te acercó allí para respirar esos momentos.



Éste trabajo fotográfico tiene una gran carga  personal y documental.
Mis raíces están ligadas a un pequeño pueblo llamado Pelahustán (Toledo), en el que he
pasado la mayor parte de mi infancia. De pequeña solía corretear por sus calles, montando en
bici, en verano, jugaba al escondite, etc. Recorrer sus calles tiene un gran encanto, por ellas
puedes llegara a imaginar quién vivía en las casas, ahora la mayoría abandonadas. Y sus
puertas, mantienen vivos los recuerdos allí vividos.
Es un recorrido por la memoria, reconoces los hogares y recuerdas como eran aquellas
viejecitas, que asomadas te preguntaban al pasar, ¿oye niña, de quién eres?
Por eso y por muchas más anécdotas quise mantener vivo un pasado que ha influido en mí
todos estos años.

Para mí son puertas que se abren hacia aquellas historias de tantas gentes, que ocuparon ese
lugar.
Dentro del reflejo de mis experiencias, tienen un grato recuerdo. He vivido tantos buenos
momentos, que no podía pasar por delante de ellas sin más. Algunas de ellas van siendo
suplidas por otras nuevas, de maderas más modernas, algunas metálicas, pero ninguna de ellas
tiene una carga emotiva. Forman parte de una historia, de un recuerdo, de una vida.
Por eso he querido introducirlas en Fonteius, son encuentros inesperados que activan en mí
una nostalgia al pasado, mi infancia.